- Área: 150000 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Filippo Romano, Enzo Barraco
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el año 2007, Microsoft Italia decide ubicar su nueva sede en el interior de un paisaje caracterizado por el trabajo agrícola y en constante cambio productivo, una zona llana al Sur de Milán, la Pianura Padana. Es en este paisaje que propone un nuevo modo de trabajar. Nuestra propuesta identifica esta condición de periferia agrícola, y la reconoce construyendo una transición, un paisaje intermedio. El proyecto se presenta como punto de encuentro entre dos tecnologías: la del trabajo en el campo y la del trabajo en el ordenador. Ambas se desarrollan en paralelo y son compatibles: ninguna prevalece sobre la otra.
Nuestra propuesta se apoya en los edificios ya existentes en el lugar, y busca conectar los volúmenes puros con el paisaje que se extiende enfrente suyo. El proyecto nace, de un lado, de la necesidad del cliente de dotar de un nuevo acceso a estos edificios ya planificados; del otro, de la calidad del paisaje agrícola que tenemos delante.
Las líneas del proyecto las encontramos en las líneas características de la tierra cultivada. Su ritmo paralelo parece repetirse hasta el infinito, y al mismo tiempo asume constantes variaciones a medida que se acercan y rodean los edificios agrícolas y los árboles aislados. El proyecto extiende este paisaje agrícola hasta los edificios del Campus, y busca, en este acercamiento, establecer una relación entre ellos, llenando el vacío entre estas dos realidades inicialmente desconectadas. Las líneas del arado se acercan a lo construido y, con toda su fuerza e intensidad, se elevan como un paisaje suspendido sobre el paseo de ingreso. Abrazan los volúmenes de los edificios, inventando un paisaje vertical que trepa, escalando la fachada de vidrio.
Una serie de pérgolas sobrevuelan y protegen del sol y de la lluvia a quien entra o sale de los edificios: “pérgolas de sombra”, de líneas metálicas y tubos paralelos a diversas alturas, y una única “pérgola de lluvia”, de vidrio y metal, que corre más baja y cercana a los peatones. Esta estructura ligera, entendida como promenade, busca llevar las fachadas paralelas más cerca unas de otras. No se sabe de donde nace: si de las hileras de árboles, o de las fachadas de los edificios.
Conos de aireación y de iluminación del garaje, acompañan el paisaje plegado e intermedio entre el llano cultivado y los volúmenes de vidrio. Como las líneas de un campo peinado, los recorridos entre ellos organizan paseos escondidos y bancos para sentarse a trabajar.
Los nuevos volúmenes verdes de la guardería para sesenta niños se proyectan contra el bosque, que anuncia una fuente bajo suyo. Los dos edificios rodean un patio de juegos, como un fragmento de campo a cielo abierto, conectado a las larguísimas hileras de árboles de las habitaciones agrícolas.
La franja entre oficinas y campo se llena ahora de actividad con una nueva intensidad. De un lado y del otro de esta franja la actividad se lanza en el paisaje, fuera de los edificios. Trabajar con el ordenador en los jardines o bajo las pérgolas, es ahora igual a trabajar en el campo sobre un tractor. Los dos lados, parte del mismo paisaje, comparten esta franja y conviven en ella.